Anoche corría viento. Nada inspirador para el día siguiente. Temblaba de frío mientras saboreaba el amargo gusto de un cigarro en mis labios. El humo apagaba a la pobre luz que entraba por la ventana. Mi sonrisa se desfiguraba en la oscuridad. Y el silencio me recordaba a la muerte. Tocaba mi mano y trataba de recordar la suya. De repente un golpe me despertó. No encuentro la diferencia entre dormir, estar despierto y el recordarte.